-¡Thomas! Vamos, regresemos juntos -ha pasado tiempo desde que Marie y yo tenemos un día libre, entre la escuela, mi banda y su club de teatro no hemos podido pasar mucho tiempo juntos-. Es un buen día para dar un paseo ¿No crees?

Asiento. La verdad, estos días de paz son los que más me gustan.

-Piedra, papel o tijeras –Marie pone cara de no entender nada cuando me detengo antes de llegar a mi bicicleta y yo reprimo una sonrisa-. Me gustaría que de vez en cuando tú le des al pedal e ir en la parte de atrás.

-¿Enserio vamos a decidirlo con piedra, papel o tijeras? –No le contesto y me limito a cerrar mi mano en un puño-. Creí que yo era la infantil Tomy…

-¿Lista? Piedra… Papel… O tijeras –Ver a Marie con piedra y a mí con papel me llena de satisfacción-. ¡Gane! –Doy dos pasos hasta mi bicicleta y me siento en la parte de atrás dando golpecitos al asiento-. Bien… Sube.

-Supongo que no hay remedio –Ella sube mientras me sujeto de la parte de atrás para no caer y le ayudo con el primer impulso para que pueda empezar a pedalear-. ¿Qué estará bien para cenar esta noche?

La reunión para la remodelación del museo dejo a nuestros padres fuera de los planes para la cena y mi corazón se detiene por un instante ante el pensamiento de estar en mi casa solo con ella.

-¿Thomas me escuchaste?

-mmm… ¿tal vez algo de pasta?

-Bien, entonces haremos una parada especial para comprar verduras y otros ingredientes.

Marie da vuelta en la esquina y el viento empuja su pelo hasta dejar su cuello al descubierto. Siento una punzada en el pecho mientras no puedo evitar recargar mi frente en su nuca y respirar suavemente su aroma. ¿Algún día me cansaré de este magnífico aroma a vainilla francesa?

-Tomy no me aprietes tan fuerte -Sin darme cuenta he puesto mis brazos alrededor de Marie y he comenzado a apretarla más y más hacia mí-. No me dejas concentrarme y podríamos tener un accidente.

-¿Por qué no te dejo concentrar? –Ella se limita a suspirar. ¿Cómo voy a saber lo que eso significa?

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-Llegamos. Espérame aquí mientras compro lo que necesitamos.

Recargo mis brazos en el manubrio de la bicicleta mientras veo desaparecer su rojiza cabellera en la tienda. Escucho el tono personificado de mi celular para Jazz, Made Of Stone de Evanescence, y contesto:

-Hola Jazz ¿Qué pasa?

-Soy yo Tom –La inconfundible voz de Fred me contesta.- ¿Marie está contigo?

-Fred… ¿Por qué me llamas desde el celular de Jazz?

-Mi pila se acabó, pero eso no importa ahora. ¿Marie está contigo?

-Sí. Ahora mismo está comprando algo para la cena.

-¡Pequeña pelirroja! Cuando la vea voy a… -Escucho a Jazz quitarle su teléfono a Fred y discutir entre ellos algo que no alcanzo a comprender bien.

-¿Hola? ¿Thomas?

-¿Jazz? ¿Qué ocurre?

-Marie debía quedarse a terminar una presentación para el club de teatro y me pidió que viniera a avisarle a los chicos que no iba a venir. Pero dime ¿sucedió algo?

-No, bueno… Ha pasado tiempo desde que no teníamos actividades fuera de clase, por lo que quería que volviéramos juntos a casa.

-Estoy segura que ella realmente quería darse prisa para ir a casa juntos y pasar un buen rato como antes –Y ahí está. Ese tonito habitual en Jazz cuando habla de mí y Marie.

Esto es malo… Siento la sangre hervir en mi cuerpo y subir lentamente a mis mejillas mientras mi corazón está a punto de estallar en mis oídos. Me obligo a tranquilizarme.

-Bueno, nos vemos mañana en clases Thomas –Cuelga.

-Ya regrese… -La dulce voz de Marie me distrae de mis pensamientos por completo para brindarle toda mi atención-. ¿Estabas hablando con alguien?

-Fred.

-¿Y de que estaban hablando?

-Me va a prestar un nuevo CD. Creo que quiere que me inspire un poco más o algo así…

-¿De verdad? Tu no necesitas esas cosas Tomy, tu música es perfecta.

-Gracias –Me dedica una dulce y amplia sonrisa-. Iras en la parte de atrás esta vez.

-¿Seguro?

-Sí, yo le daré al pedal ahora.

-Compre unas de las hamburguesas que te gustan.

-¿Hamburguesas?

-Para antes de la cena. Así que tenemos que darnos prisa y volver, realmente me ha dado
hambre... Estoy en el límite…

-Yo también tengo hambre, aunque no se me antojan las hamburguesas…

-¿Qué se te antoja Tomy?

-No estoy seguro –Por favor. Yo ni siquiera tengo un poco de hambre, pero definitivamente no controlo lo que llego a decirle a Marie, simplemente me dejo llevar.

-Thomas -El que Marie me llame por mi nombre es extraño y no puedo evitar buscar sus ojos.

De pronto la tengo frente a mí sin un solo centímetro que separe sus labios de los míos. Cierra los ojos y yo la imito mientras me lleno por completo de su aroma. Vainilla francesa. Cuando se aleja de mi un instinto de perdida me hace meter mi mano a su cabello y juntar su frente a la mía.

-Sera mejor ir a casa Tomy… -Se suelta después de unos minutos y se sienta en la parte de atrás de la bicicleta.

-Marie.

-¿Si?

-Me encanta tu perfume.

-Lo se… Por eso lo uso.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro instantáneamente.

Ahora, más que nunca, Amo la Vainilla Francesa.